BUSCANDO EL CIELO

Maria tenía que encontrar el Cielo y llevar a su hermano a casa. Si lo hacía, mami dejaría de llorar y la volvería a abrazar. Maria tenía miedo de que Dios se hubiese llevado a su hermano porque discutían por todo, como cuando él cogía el trozo más grande de pizza, o cuando tomó prestada la bicicleta nueva de maria, que le habían regalado por su sexto cumpleaños, y la estrelló contra el rosal de la vecina, abollándola.

Su hermano podría coger su bicicleta y tener el mayor trozo de pizza hasta el fin de los tiempos. Si Maria decía que lamentaba haber gritado a su hermano, quizá Dios lo dejase volver del Cielo.

Sólo tenía que encontrar el Cielo primero. Y la única manera que se le ocurría de llegar al Cielo era empezar por el lugar donde Dios le dijo al mundo que estaba furioso. El volcán Monte Santa Elena.

Confiaba en que ochenta y seis euros fueran suficiente para llegar allí.

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